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miércoles, 16 de agosto de 2017

Tranquilo en las montañas de Rusia

Cuando llegó a mí la frase "tranquilo en las montañas de Rusia" gracias a la bióloga Susi Ortega, intuí que algo podía hacerse con ella. Con su sonoridad. Con su ritmo. Meses después de eso me di cuenta de que algo debía hacerse. Yo debía escribir un volumen de cuentos encabezado con ese título.

En principio bosquejé un conjunto de 50 microficciones, pero pocos días después de comenzar a trabajar entendí que sería muchísimo mejor redondear la jugada:


99 cuentos de 99 palabras cada uno.

Claro que, después de redactarlos y completar los primeros protocolos de corrección (fases 03 y 04) había que (oh, cielos...) ordenarlos, cosa que me llevó toda una mañana, previa ingesta (regado con jugo de naranja grande) de uno de los famosos bocadillos-de-tortilla-con-todo del bar Don Juan:




Puedo/creo poder decir que los cuentos (llámense microficciones, si se quiere) están en el orden "adecuado", según este esquema que todo lector comprenderá a primera vista:




Y, se preguntarán ustedes, ¿de qué va TRANQUILO EN LAS MONTAÑAS DE RUSIA? De meteoritos, de platillos volantes, una monja incorrupta, un topo explorador, un elefante multimillonario apodado Bacteria, y muchas-muchas-muchas cosas más.

Seguiremos informando.